Y no se vayan a creer que esto es un asalto, ni mucho menos.
Esta es apenas una expresión, un gesto mínimo de hondo respeto porquienes con su valentía han cruzado los montes, de quienes acampanbajo las estrellas, a merced de la lluvia, escapando del rugido cadavez menos vivo del brazo militar.
También es un grito contundente y estruendoso:
¿Qué está pasando con los organismos humanitarios en Honduras, por quéno se animan a extender su mano para prestar su costosainfraestructura (autos, credenciales, etc.) para llevar los alimentosy el agua que miles de hondureñas y hondureños en Tegucigalpa hanrecogido tras el llamado de Radio Globo?
¿Prefieren que la historia los registre como cómplices de un Golpe deEstado, transportadores de bombas lacrimógenas?
Manos Arriba!
Respondan a sus misiones, hagan de los principiosacciones, concretas y coherentes.
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