27/7/09

Conciencias Dormidas

Patricia Murillo Gutiérrez
Tomado de Diario Tiempo

Para nadie que esté involucrado en el mundo de la Comunicación Colectiva será sano y decente vivir el fenómeno mediático que cruza nuestro país, vergonzosamente en este periodo fáctico que corona, sumerge y atosiga la vida de todos los hondureños. Incluso los que están celebrando aún, los hechos acaecidos el 28 de junio, los que no tienen ninguna postura ante el mismo, porque “a mi en nada me afecta o beneficia” hasta los que luchan por el retorno del estado de legalidad al país, sabrán que, en ninguna democracia que intente serlo, convendrá que, los medios masivos promuevan la manipulación alevosa o por ignorancia, por hambre y necesidad de un puesto, y que emulando quizá a Dios o siguiendo líneas oscuras, busquen inclinar a su antojo, el fiel de la balanza de la historia.

Es grave para la frágil convivencia pacífica que tanto ha costado construir y que está aún en estadios casi artesanales, el manosear la libertad de expresión, el sagrado derecho a estar informado, que además son leyes de la república, así como el abuso de poder, la intimidación y destrucción de bienes pertenecientes a los medios de comunicación que pretenden ser pluralistas.Nadie puede negar la violencia inherente a un sistema injusto social y económico como es el nuestro.

Pero los estilos de vida que llevamos, pueden adormecer o maquillar nuestras conciencias y entendimiento, más la alevosa manipulación o tendenciosidad mediática de antes y ahora, hizo que el horror a la apertura, a los cambios sociales, hiciese temer a los fantasmas de la caja de Pandora, y corrimos a marchar vestidos de blanco por conciencia y decisión propia, pero llenos de grandes temores al curso de la historia de los pueblos oprimidos por el hambre de pan y justicia.

Al extremo, que hicieron nuevos próceres de la Patria, a personajes con un ignominioso pasado, que está en las hemerotecas nacionales y sobre todo en la memoria de todos los que leen la historia reciente del país.

Y algo muy grave también: el llevar sin consultar o inducidos por estímulos nada gratificantes, a millares de trabajadores de las maquilas y de empresas y negocios, cuyos patrones han violentado así, el libre albedrío de muchos hondureños. Ya Codemuh y otros entes defensores de los derechos de las trabajadoras en la industria manufacturera lo está documentando y si alguien lo duda, hay maneras de demostrar esta humillante práctica.

Porque no se trata de pugilatos de esta índole para considerarse vencedores, y pretender estigmatizar como los “villanos” a los sudados, desarrapados y menos olorosos hondureños que desfilan también por sus ideales, con la diferencia que ellos sí reciben los toletes, las bombas lacrimógenas y el odio de los cuerpos de seguridad.

Por ello es que recuerdo al ministro de Propaganda del oprobioso régimen de Adolfo Hitler, el macabro Joseph Goebbels, quien enunció y practicó, aquello de “miente, miente, que algo quedará”, “repetir mentiras hasta que parezcan verdades”, y colaboró en llevar al abismo un pueblo que fue sacrificado en la hoguera de una monstruosa guerra, como fue el alemán, que aún ahora sufre esas terribles cicatrices históricas.

A todos nos conviene recordar las frases del insigne escritor uruguayo Eduardo Galeano de tanta vigencia hoy en Honduras:“Unos no duermen por la necesidad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”.

Y los medios de comunicación no tienen ninguna excusa, no pueden alegar ignorancia, ni buscar utilizar para sus propios fines la verdad, cubriendo tras un andamiaje propagandístico, la esencia de un auténtico periodismo, que debe buscar la verdad de los hechos, las causas y consecuencias de los mismos, para que los pueblos estén mejor informados y conducir mejor su propio destino. No olvidar que la verdad es poderosa y prevalece, nos decía Saint German.

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