La confesión de Micheletti y la resistencia anti-golpe
Un poco desapercibida pasó la entrevista al presidente de facto Micheletti realizada por El Heraldo, y publicada en ese medio el día miércoles 19 de agosto del 2009 en la página 4, probablemente porque mucha gente ha dejado de leer ese medio, o simplemente pocos tienen el estómago para aguantar una página entera del que no llego por votos sino por botas.
La entrevista es clave, sin embargo, por publicarse en un medio que ha apoyado descaradamente el golpe, por tratarse de una transcripción literal de su participación en el también golpista programa “frente a frente” y porque en ella el presidente golpista hace una confesión sorprendente:
“El jueves de esa semana (25 de junio), por la noche, recibí una llamada del señor embajador (de Estados Unidos, Hugo Llorens) y me dijo que por favor reflexionara, que íbamos a cometer algo que nos arrepentiríamos y que su gobierno no nos iba a reconocer si destituíamos a Zelaya”
Es decir, Micheletti esta admitiendo que ya tenían previsto destituir a Zelaya, que ya existía un plan en marcha para sacarlo del poder, ANTES del 25 de junio, antes que cualquiera de las acciones judiciales que AHORA dicen que fueron la base legal del golpe. En este lapsus de honestidad, el presidente de facto termina de botar por tierra los argumentos legalistas con los que se apoyan los golpistas.
Mientras tanto, en Honduras y desde la perspectiva de la resistencia, estamos presenciando dos fenómenos importantes: por un lado, el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe es, sin ninguna duda, el organismo que dirige el esfuerzo de lucha. Y sin embargo, muchas organizaciones, entre ONGs y organizaciones de base que se han declarado contra el golpe, no están coordinando ni centralizando sus acciones con el frente.
Esto significa que, en lugar de una estrategia unitaria para realizar acciones, coordinar solidaridad y lograr cosas tan básicas como proveer de alimentación a los grupos de manifestantes que viajan de lejos, cada una de estas organizaciones esta realizando acciones puntuales aisladas que, siendo positivas, no tienen con mucho el impacto en el esfuerzo que tendrían si se estuvieran coordinando con el frente.
Que se tienen críticas al frente es indudable. Que se tengan desconfianzas si se trata de fondos, es natural. Nada de esto es insalvable, y debe ser solucionado por un simple motivo: la extrema derecha que planifico este golpe de estado ha puesto todos, todos sus huevos en esta canasta.
Han necesitado de las iglesias, han unificado a los medios masivos de comunicación y los emplean las 24 horas, han obligado a “progresistas disfrazados” como Custodio, Illescas, Luz Ernestina Mejía a quitarse la máscara con la que se relacionaban con la sociedad civil. Han obligado a que se despojen de cualquier atisbo de objetividad periodistas como Wong Arevalo, como Renato Alvarez. Han gastado un dineral en campañas “blancas” por la democracia y la paz. Han aprovechado para aprobar leyes de servicio militar, han acudido a la represión. Han tratado de legitimar las elecciones como “solución” a la crisis.
Y la represión es la única carta que les queda. Lo de las elecciones no va a funcionar. No tienen más, lo han puesto todo, han quemado sus ultimas naves y cartuchos y aun así no han logrado frenar a la resistencia, que desorganizada y dividida logra mantener su presencia cotidiana con acciones en todo el país a 53 días de lucha.
Si la extrema derecha le ha apostado todo a este golpe, nos toca a nosotras y nosotros apostarle todo a derrotarlo. A construir un movimiento no zelayista -porque muchos no lo somos- sino un movimiento amplio anti- golpista y por la democracia participativa. Sin depender de la figura de Zelaya y superándolo incluso, el movimiento social Hondureño tiene una oportunidad histórica de deshacerse de sus divisiones y egoísmos y aglutinarse alrededor del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe.
Y sobre la división trata el segundo fenómeno que observamos: la UD, empujada por Cesar Ham, parece empecinada en participar por su cuenta en las futuras elecciones. El partido, que ya se había visto debilitado y manchado, se ha reivindicado con su posición de lucha en las ultimas semanas. Pero si participa en las elecciones esta dándole la espalda al movimiento social.
Participar en las elecciones en las condiciones actuales es legitimar el golpe, no hay ninguna otra lectura, ninguna excusa cabe: seguir existiendo como partido es más importante que legitimar un proceso golpista? Vale realmente la pena?
Nunca como ahora el pueblo hondureño había estado tan unido en un objetivo, ya que no en estrategias para lograrlo. El regreso mismo de Zelaya al poder -condición absoluta para volver al orden constitucional- es secundario: la transformación del país es el objetivo fundamental. A las consignas viejas les ha dado contenido la gente en las calles, las ha llenado. El frente necesita de la colaboración, lo que incluye la crítica pero ante todo la propuesta, de todas aquellas y aquellos que rechazamos este golpe de Estado.
Es hora de quemar nosotros también las naves.
Sergio Bahr
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