20/9/09

Rodolfo Pastor sobre el 15 de Setiembre


La Manifestación del 15 de Septiembre, en memoria de la orquídea roja


Como todos también tengo arrepentimientos; pocos. Y uno de ellos es el no haber sido testigo presencial de una genuina metamorfosis del pueblo, largamente soñada, de un pueblo ingenuo y manipulado en un colectivo de ciudadanos capaces de hacer a un lado contradicciones secundarias para unirse en una lucha común.

No puedo olvidar que predije, en algún momento, que La Cuarta Urna era “un anuncio de la Revolución”. Fue una chiripa. Mis amigos académicos se reían de mí. Pero los golpistas lo entendieron y nadie niega ahora, frente a estas manifestaciones, que vivimos condiciones “prerrevolucionarias”. Recién, Leticia Salomón hacia ver que La Resistencia se ha convertido en un movimiento social de profundo aliento y proyecto a largo plazo con que tendrán que vérselas en adelante los gobernantes.

No voy a disputar con los organizadores o la prensa sobre cuantos cientos de miles eran los protagonistas de la marcha del 15 de Septiembre, la gente dice la más grande de todas, antes –claro- de la siguiente. Porque todavía falta aglutinar socios posibles y los necesitamos a casi todos.

Se trata de un fenómeno que a casi todos también nos ha sorprendido. Esta nueva confianza de la gente en si misma. Y en el prójimo. Al principio no solo éramos menos, íbamos todos ahí un poco cohibidos con los compañeros, porque no sabíamos quienes eran los otros, aunque ya en la segunda semana se supo de gente que les ofrecía hospedaje a perfectos desconocidos en las marchas. No fuimos nosotros, en el gobierno, que organizamos lo que viene ocurriendo, aunque ayudamos. Fueron si, la organizaciones de base, que ya tenían una experiencia, gremial, los maestros, los campesinos, los obreros y los estudiantes, los gremios y los de abajo, los olvidados, los que ganaban salario mínimo y los que empezaron a querer ganarlo, porque antes no valia la pena.

Quizás el golpe lo previeron muchos. Sospecho que incluso personas que estaban fundamentalmente en desacuerdo, que no colaboraron, pero que eran demasiado poderosos para quedarse “fuera de la jugada”, sabían también que era cuestión de horas. Pero nadie pudo anticipar lo que iba a pasar con la gente después. Y aunque muchos de ellos se lo siguen negando a sí mismos, ya está calando. “El pueblo está en la calle clamando libertad”. Esta cada vez más unido y yo no sé nada del futuro pero avalo el pasado: unido nunca ha sido vencido.

Y es que era fundamentalmente impredecible lo que vino a suceder. A ver. No estoy seguro, de que de haberse llevado a cabo la encuesta (proyecto de melistas y udeistas), hubiéramos podido –después- movilizar tanta gente. Si Mel hubiera (como Chávez) sido devuelto al poder un par de días después, sin duda hubiera habido alegría y el triunfo habría sido suyo y se hubiera financiado una manifestación importante. Mel desde Costa Rica llamo a pueblo a pronunciarse pacíficamente en calles y carreteras y varios de los ministros participamos en el llamamiento y el apoyo a las manifestaciones, aunque pocos. (Incluso en la gran marcha al aeropuerto caminamos tres o cuatro; R. Martínez, E. Araque. La Vice Patricia Licona, creo que alguien me menciono que andaban por ahí otros dos. Los demás estaban escondidos. Ahora van todos los que han quedado). En las manifestaciones en San Pedro era fácil todavía que los adversarios nos infiltraran y trataran de sabotear con propuestas de desorden.

Pero es solo como reacción prologada al golpe y a la represión, al empecinamiento y la evidente ceguera de los golpistas, que se ha venido forjando el movimiento masivo de protesta que hoy llamamos “La Resistencia”: su determinación, su disciplina, la confianza de esta gente en sí misma y en la eficacia de su ejercicio, la madurez y mejor disposición de todos, su valentía y su alegría. “Nos ven gozar, nos ven amar”. La Resistencia se creció cuando muchos pensamos que podía disiparse con la violencia…Supero, hace unos días ya algunas de sus peores contradicciones internas, los recelos con el liderazgo…

Y entre mas el golpismo insulta a los manifestantes, y los ofenden o pretenden ignorar los periodistas corruptos, mas se entienden y mejor, los manifestantes. Es un fenómeno de asociatividad, como un carnaval interminable. Y no solo marchan ya los melistas y udeistas de los primeros días, si no gente de todos los partidos y tendencias, gente que no estuvo de acuerdo originalmente con nuestra propuesta modesta. Y que ahora exige la constituyente, entiende que no hay otro camino y está dispuesta al cambio, que ya es un cambio en sí, a como dé lugar.
Hay un cambio en la composición por clase social. El día del golpe solo andábamos en el Parque de San Pedro cinco burgueses certificados, luego estaban los artistas y los intelectuales (que son burgueses aunque sospechosos). En la marcha al aeropuerto habían lencas, obreros duros, garífunas y habían empezado a salir los liberales. Todavía no llegaban sin embargo muchos profesionales, a las marchas, simpatizantes de clase media, de los que hay cada vez mas y que han hecho más diversa la masa y más representativa, sin restarle el signo de popular.
Y ha cambiado la idea, de la gente. Mel sigue siendo el símbolo, el principio y el fin inmediato, la bandera y rostro. Pero hasta el día del aeropuerto, nos hubiera bastado con verlo regresar. Ahora ya no. La gente lo quiere por ser el abanderado del cambio. Y quiere el cambio fundamental en las reglas del juego, que es el que simboliza La Cuarta, que trataron de prevenir los golpistas, quiere otro mundo, otra forma de convivencia, pacifica pero genuina, que no esconda injusticia.

Las manifestaciones exigen hoy una represión masiva (que quizás no están dispuestos a hacer muchos militares) o se convierten en irreprimibles. Yo nunca he estado tan orgulloso de ser hondureño, tan convencido de que tenemos futuro gracias a esa metamorfosis.

Rodolfo Pastor Fasquelle

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