En medio de la ignorancia y el olvido
Este golpe de Estado está sacando a flote muchas caras que habían escogido mantener un perfil bajo por hechos delictivos cometidos en un reciente pasado. Es indudable que en materia de corrupción se ha llegado muy lejos en Honduras, pareciera que la dignidad no vale para nada y que no hay valores a los cuales agarrarse y, por supuesto –y esto es una corroboración, los mecanismos de control no sirven absolutamente para nada.
Osadías inescrupulosas, los “azos” duran cinco días y después pasan a mejor vida en la más alegre impunidad, en algunas areas la corrupción es casi imperceptible como por ejemplo cuando se “selecciona” entre una y otra compañía para efectuar un trabajo determinado, especialmente en lo que a obras públicas se refiere.
Y hoy, precisamente un contertulio comentaba muy herido que había visto en el noticiero Mi Nación un célebre hondureño dando lecciones de “dignidad” y cuya opulencia, y la de los sujetos que encubrió, estamos pagando en concepto de deuda externa.
No aparentaba la menor inseguridad, al contrario sus interlocutores parecían esperar de sus palabras la confirmación sobre lo que es vivir con pundonor. Protagonizó un vergonzoso hecho, gobiernos atrás, fue culpable de haber recibido una mordida, así le decimos en Honduras al soborno, de unos dos millones y medio de dólares para bajar el impuesto al banano. El soborno no solamente acabó con muchas esperanzas en Honduras sino que hecho por tierra los objetivos de los países exportadores de banano. El “héroe” de este hecho es nada más y nada menos que el sr. Abrahan Bennaton Ramos. El mismo que apareció en mi Nación, el mismo que se negó a autorizar que su cuenta en Zurich fuera investigada por la “Comisión de investigación” aunque la Comisión de Cambio y de la Bolsa de Estados Unidos ya había iniciado acciones contra la United Brands acusándola por haber pagado ese dinero que según la Comisión de cambio estadounidense fue distribuida entre los negociadores hondureños. Estoy hablando del triste caso del Soborno bananero que provocó el suicidio, por vergüenza, del ex presidente de la United Brands. Otro que se negó a dar su autorización para la revisión de su cuenta bancaria en Suiza fue el General López Arellano, el mismo que autoriza la comisión investigadora hondureña.
La comisión al no tener acceso a dos de las cuentas más importantes informó que estaba convencida que el ex Ministro de Economía del gobierno de López fue –cuanto menos- el intermediario de ese soborno. Nada más se hizo al respecto, todo quedó como quedan las cosas en “honduras” en la total impunidad y el único “acusado” el sr. Abrahan Bennaton Ramos estuvo en la cárcel como una semana después de haber pagado una pequeña fianza de 825 dólares hasta que una jugada muy inteligente permitió que fuera amnistiado por Melgar Castro.
El triste cuento nos dice que los protagonistas de estos hechos viven como “honestos” empresarios y nadie nunca jamás les dio molestia alguna, al contrario son reconocidas figuras de lo que significa no sólo la honestidad sino también la rectitud y el trabajo.
Esas son las señales que recibimos los hondureños, se premian actos reñidos con la ley o no se castigan o se trata de esconderlos. La tradición, lamentablemente negativa en Honduras, sienta jurisprudencia.
Este golpe de Estado está sacando a flote muchas caras que habían escogido mantener un perfil bajo por hechos delictivos cometidos en un reciente pasado. Es indudable que en materia de corrupción se ha llegado muy lejos en Honduras, pareciera que la dignidad no vale para nada y que no hay valores a los cuales agarrarse y, por supuesto –y esto es una corroboración, los mecanismos de control no sirven absolutamente para nada.
Osadías inescrupulosas, los “azos” duran cinco días y después pasan a mejor vida en la más alegre impunidad, en algunas areas la corrupción es casi imperceptible como por ejemplo cuando se “selecciona” entre una y otra compañía para efectuar un trabajo determinado, especialmente en lo que a obras públicas se refiere.
Y hoy, precisamente un contertulio comentaba muy herido que había visto en el noticiero Mi Nación un célebre hondureño dando lecciones de “dignidad” y cuya opulencia, y la de los sujetos que encubrió, estamos pagando en concepto de deuda externa.
No aparentaba la menor inseguridad, al contrario sus interlocutores parecían esperar de sus palabras la confirmación sobre lo que es vivir con pundonor. Protagonizó un vergonzoso hecho, gobiernos atrás, fue culpable de haber recibido una mordida, así le decimos en Honduras al soborno, de unos dos millones y medio de dólares para bajar el impuesto al banano. El soborno no solamente acabó con muchas esperanzas en Honduras sino que hecho por tierra los objetivos de los países exportadores de banano. El “héroe” de este hecho es nada más y nada menos que el sr. Abrahan Bennaton Ramos. El mismo que apareció en mi Nación, el mismo que se negó a autorizar que su cuenta en Zurich fuera investigada por la “Comisión de investigación” aunque la Comisión de Cambio y de la Bolsa de Estados Unidos ya había iniciado acciones contra la United Brands acusándola por haber pagado ese dinero que según la Comisión de cambio estadounidense fue distribuida entre los negociadores hondureños. Estoy hablando del triste caso del Soborno bananero que provocó el suicidio, por vergüenza, del ex presidente de la United Brands. Otro que se negó a dar su autorización para la revisión de su cuenta bancaria en Suiza fue el General López Arellano, el mismo que autoriza la comisión investigadora hondureña.
La comisión al no tener acceso a dos de las cuentas más importantes informó que estaba convencida que el ex Ministro de Economía del gobierno de López fue –cuanto menos- el intermediario de ese soborno. Nada más se hizo al respecto, todo quedó como quedan las cosas en “honduras” en la total impunidad y el único “acusado” el sr. Abrahan Bennaton Ramos estuvo en la cárcel como una semana después de haber pagado una pequeña fianza de 825 dólares hasta que una jugada muy inteligente permitió que fuera amnistiado por Melgar Castro.
El triste cuento nos dice que los protagonistas de estos hechos viven como “honestos” empresarios y nadie nunca jamás les dio molestia alguna, al contrario son reconocidas figuras de lo que significa no sólo la honestidad sino también la rectitud y el trabajo.
Esas son las señales que recibimos los hondureños, se premian actos reñidos con la ley o no se castigan o se trata de esconderlos. La tradición, lamentablemente negativa en Honduras, sienta jurisprudencia.
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