NO PERMITAMOS EL RETORNO DE LAS BAYONETAS.
Si los hondureños permitimos que la asonada, con que los oligarcas hondureños han querido sofocar el fuego de la chispa, que la cuarta urna de Mel ha encendido en el corazón de un basto número de hondureños, con ello permitiremos el triunfo de las fuerzas oscurantistas, y con seguridad podremos decir, que Honduras ha retrocedido a la edad de las cavernas, o lo que es lo mismo, la edadde las bayonetas.
Pero si, en su lugar, nos aferramos a la idea de que el presidente, Mel Zelaya, retorne a Honduras el jueves 2 de julio, acompañado por el señor José Miguel Insulza, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, y le hacemos un recibimiento tumultuoso a su llegada, la ocasión en si, no solo la podremos considerar los hondureños como un símbolo de triunfo de la democracia sobre la tiranía de los oligarcas, sino que también como una bofetada en pleno rostro, de los militares golpistas cuyo jefe es Romeo Vásquez Velásquez. Si permitimos cruzándonos de brazos, que la asonada consolide su éxito, con ello vamos a sellar en Honduras y en otros países de América Latina, el retorno de los regímenes militares y por consiguiente las odiosas bayonetas, que ya creíamos para siempre superados en Honduras.
El cuartelazo de Honduras, a Dios gracias, no solo nos ha deservir para identificar los enemigos del pueblo hondureño, sinoque también los "amigos" falsos, los que haciendose pasar por amigos como Ramón Custodio, no han sido más que enemigos solapados de la democracia y aliados de la oligarquía. Pero si al contrario, ponemos todo nuestro empeño en demostrarles que no solo no los queremos, sino que los detestamos, vamos a conseguir con más seguridad, que lo consideren bien antes de atreverse a dar otro golpe de Estado en el futuro.
Ésta clase de incidentes como los golpes de Estado, a veces rinden frutos inesperados. A los hondureños nos irá a servir éste también para darnos cuenta de la magnitud y la legitimidad de las intenciones de Mel Zelaya. Por ahora le estamos concediento el beneficio de la duda y rogando a Dios que no estemos errados. Queremos que se entere Mel, de que a nosotros nos gusta Hugo Chavez también, pero no nos gusta tanto como para permitirle a él que se perpetúe en el poder en circunstancias extrordinarias. Más que ninguna otra cosa, no nos gustaría tener que antagoni-zarlo, porque se le meta en la cabeza la idea de que él es un escogido de los dioses.
Así pues, pongámonos todos los hondureños de acuerdo, expulsemos a Micheletti de la casa presidencial y el jueves venidero restituyamos a Mel Zelaya en la silla presidencial, que es y será muy suya, hasta el final oficial y de acuerdo a la Constitución, y no de un grupito de mentecatos golpistas...
Héctor Castillo
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