17/4/10

Excelente editorial de diario Tiempo

Sábado, 17 de Abril de 2010 02:01

Ironías del destino

Todos los países de América Central padecen una alta dependencia de energía eléctrica térmica, cuya producción es a base de petróleo, y la sustitución de ésta por energía limpia, ya sea hídrica, eólica o por marea, está muy rezagada por diversas razones, políticas y económicas.
La crisis energética de 2005 y años siguientes puso en primer plano la gravedad de esa dependencia de la energía térmica, que se incubó –por lo menos en Honduras—por la negligencia de los gobiernos en darle seguimiento a los proyectos hidroeléctricos, y, sobre todo, por la política de favorecer el negocio de la venta de energía térmica, que en nuestro país es la más cara del mundo.

En la actualidad, la producción de energía eléctrica en Honduras es de origen mecánico-térmico (70%) y la hídrica apenas cubre un 30%. De acuerdo con la contratación, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) paga a las empresas térmicas la electricidad que generan, tanto si se usa o si no se consume. Por supuesto, a final de cuentas quienes pagan la factura son los usuarios.

En el gobierno liberal de Zelaya Rosales (2006-28/04/2009) se elaboró toda una política para resolver el problema energético por diferentes vías: 1) La revisión de los contratos de energía térmica, 2) La revisión de la “fórmula” de la compra-venta de combustible con las transnacionales del petróleo, 3) La adopción de alternativas para la compra directa de combustible por parte del Estado, y 4) La negociación de empréstitos para el desarrollo de proyectos hidroeléctricos, grandes y pequeños.

Tras una ardua lucha frente a los intereses vinculados al negocio de la energía térmica –transnacionales y locales--, a la administración Zelaya Rosales no le quedó mejor alternativa que la de negociar la asociación de Honduras con Petrocaribe, lo cual salvó al país del colapso económico-energético.

El costo político de esta decisión --sin duda aplaudida por el pueblo hondureño y por buena parte de la empresa privada-- fue enorme. A decir verdad, constituyó la causal más relevante del golpe de Estado militar del 28 de junio/09. Y apenas se implantó la dictadura, el gobierno de facto de Micheletti, en connivencia con el congreso nacional, denunció el acuerdo con Petrocaribe.

Es interesante que ahora, según declaraciones de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Rodham Clinton, “Estados Unidos está dispuesto a ayudar a los gobiernos de América Central a alcanzar su meta de integrar sus infraestructuras energéticas”. Pero, para ello, “deberán producirse algunos cambios legales y se necesitará liderazgo y voluntad política ante aquellos que se benefician del petróleo importado”. (Washington, AFP).

“Sé que hay poderosos intereses políticos que dominan sus mercados petroleros de importación”, les ha dicho la secretaria de Estado Clinton a una treintena de ministros de la región centroamericana. “Pero ustedes van a empobrecer a sus países si no se enfrentan a ellos, y aprueban leyes que creen un nuevo futuro energético”.
No sabemos, en este caso, hacia dónde apunta la brújula. Lo que sí nos queda muy claro a los hondureños es cómo, en el camino de la Historia, de pronto se materializan las ironías del destino.

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