3/9/11

En el caos total todo ciudadano vive expuesto a sufrir atentados

Muchos de nuestros  compatriotas han llegado a un punto que ya no se asombran cada vez que constatan los niveles de violencia cotidiana que sufre cada ciudad, cada pueblo hondureño. Hay otros cuyo umbral de sensibilidad es tan alto que se conmocionan más por la muerte de una mosca que por la de un ser humano y hay otros que prefieren ignorar lo que sucede con la esperanza que jamás les llegue a golpear a ellos o a sus parientes.

La policía y ell Ministro de seguridad repiten y repiten que todo está bajo control para desmentirse inmediatamente y anunciar que la situación es grave y que se hace necesario pagar entonces una "tasa de seguridad" para acabar con la delincuencia. Olvida el Ministro que hasta el momento no hay resultados concretos, que la criminalidad sigue en aumento y que, como él mismo ha declarado, es la misma policía la delincuente, tanto que hasta se encargan de dirigir los vuelos que llegan cargados de droga, junto con sus compinches enraizados en el ejercito. Entonces para qué se va a pagar una tasa de seguridad si son la policía y el ejercito las dos instituciones que cobijan en sus entrañas peligrosos asesinos, extorsionadores y contrabandistas delincuentes y no desde ahora, sino desde hace mucho tiempo, como lo sabe cada hondureño y la misma oficina de asuntos internos.

Jamás encuentran a los delincuentes, todas las denuncias quedan en el aire y, con la ayuda del tiempo y la impunidad,  la criminalidad sigue creciendo y la inseguridad ampliándose. A la luz de este caos, otras acciones, claramente de tinte político, se cumplen y poco a poco, la o el que lanza su grito desesperado exigiendo un país mejor aparece muerto asesinado por "desconocidos" tachados como "delincuentes comunes" por la misma policía cuya fotografía hemos resumido algunos renglones arriba.

Ayer mismo una mujer miembro de una organización política fue asaltada  en el taxi  donde se conducía al salir de su trabajo. Luego fue golpeada y abandonada en el trayecto entre el lugar de trabajo y el centro de la ciudad. Dos o tres días antes "desconocidos" asesinaron a un docente en la ciudad de Tocoa, capital de la convulsiva zona en donde diariamente hay asesinatos, secuestros y violaciones de toda índole. Otros ciudadanos preocupados no se cansan de denunciar hechos criminales, denuncias que quedan sin respuesta, como el asesinato de estudiantes en el departamento de Olancho, que fueron acribillados por "desconocidos", o la larga lista de periodistas, padres de familia  y docentes víctimas de esa violencia diaria que se alimenta con la impunidad e incapacidad de un estado fallido.

El presidente, mientras tanto, sonríe, con esa sonrisa border line entre lo estupefacto y lo estúpido, calibrando su impotencia y comprobando  en su propia piel que simplemente es un muñeco movido por los hilos del poder fáctico.

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